Encontrar una película que mantenga al espectador atento a la trama de principio a fin es una dicha. Desde sus primeras escenas, “Eye in the Sky” del director Gavin Hood, me atrapó. El exquisito guión de Guy Hibbert nos adentra en la guerra que se vive hoy en día, con sus implicaciones militares, tecnológicas, legales, religiosas, morales y políticas.
El largometraje no pretende aleccionar, sino más bien presentar lo complejo de nuestros tiempos, lo complicado de las relaciones internacionales actuales y lo singular de la tecnología bélica del siglo 21.
Este es un thriller político inteligente, que prolonga el suspenso desde el inicio hasta el desenlace. Y, en donde se puede palpar la interacción de los diferentes estratos de poder y sus limitantes.
Con el trasfondo del uso de drones como armas – aparatos que convierten a sus promotores en mucho más efectivos y a las vez mucho más fríos – se nos presenta una situación gris donde cada uno de los responsables de la toma de decisiones tienen razones validas, pero donde no hay una verdad simple y absoluta, sino acciones y consecuencias. No es una historia de hadas, por el contrario, muestra con crudeza la realidad de los más afectados en los conflictos bélicos.
Es uno de esos filmes que genera debates posteriores entre quienes la vieron y, dependiendo de la forma de pensar de cada quien, se podría estar a favor de una posición o de otra. Sin embargo, lo cierto es que el filme genera empatía en sus personajes; seres humanos ordinarios que por sus convicciones religiosas, sus preferencias políticas, sus responsabilidades o por su lugar de nacimiento, colisionan en circunstancias extraordinarias. Las interpretaciones de todo el elenco aportan credibilidad, pero sobresalen la magnifica Helen Mirren como la Coronela, Aaron Paul como el soldado con consciencia, Alan Rickman – en su ultima actuación antes de fallecer – como el General contrariado por los políticos y la niña Aisha Takow como el centro del problema.
No deben dejar de verla.
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